Comprar Cafeteras
Cuando lo leí por primera vez, no me lo creía. ¿Que se puede hacer café con un calcetín? Pudiendo hacerlo en una Expresso… Bueno, te invito a conocer esta curiosa historia. La historia de una cafetera hecha con un calcetín.
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Así lo llaman, en Costa Rica, al método de filtrado de café más sencillo y amigable con el medioambiente que hay en el mundo. Se trata de una estructura muy simple de madera que sostiene un colador al que va unido un calcetín, preferiblemente, de algodón. Aunque también puede utilizarse un trozo de media o cualquier prenda similar. Es, en este calcetín, donde se colocará el café molido para su posterior infusión gracias al agua hirviendo que deberá caer sobre él.
Un consejo: para evitar que se modifique el sabor del café a causa de determinados tejidos, debes asegurarte de que la prenda que utilices para colar el café sea íntegramente de algodón 100%.
El café típico de Tailandia se llama Oliang, de hecho, lo encontrarás muy fácilmente en los mercados locales. Lástima que no se venda en España, aunque sí se puede comprar, desgraciadamente, el tan ansiado «café más raro del mundo tailandés»: Kopi LuwakAMP, también llamado «café de gato» o «café de civeta». En fin, más allá de crueldades animales, en este caso, la cafetera de calcetín se llama Tung Tom Kah Fe y consiste en un saco, literalmente, un saco de café atado a un aro metálico desde el que se manipula el filtrado.
En cuanto al café es, una inocente mezcla de ingredientes de origen vegetal -es café al 50%-, en las siguientes proporciones: maíz (25%), soja (20%) y sésamo (5%). Estos ingredientes son los que acaban en el saco al que se vierte el agua, dejándolo infusionar unos minutos en una cazuela pero con el fuego apagado. Después de infusionarse el café, se saca el «calcetín» y, taza a taza, va repartiéndose «a chorro», para acabar endulzándose, en la taza, al gusto. Las opciones para endulzar preferidas para los tailandeses son la leche condensada y azúcar mascabado. Y, en cuanto a la temperatura, puede servirse tanto frió como caliente. Porque, como quien dice, «para gustos, cafés».
Y nada, así, como si fuera una cafetera japonesa pero un poco más rudimentaria, gota a gota, irá precipitándose el café a una taza que será la que te llevarás a la boca. Nada más fácil que eso. La cafetera más artesanal y accesible del mundo. Ni electricidad, ni que sea compatible con vitrocerámica… oiga, ¿tiene un calcetín? pues tiene usted café al momento. Sólo faltaría calentar el agua a base de pedaleo y hacer que la bicicleta sea un generador para producir electricidad. Nada, nada, basta con un hervidor o con calentar, al fuego, el agua.
Claro, nos lo tomamos a broma, pero la otra lectura que podríamos hacer de esto viene del hecho de que el hambre agudiza el ingenio. O sea, que, a quien se le ocurriera hacerlo por primera vez, puede que no le llegaran los recursos para poder hacerse con una alternativa más sofisticada. También puede ser una solución en aquellos hogares en los que, por un motivo o por otro, no encaje, en un momento dado, comprar una cafetera… ¿Quién sabe? Puede que tú mismo te hayas ido de vacaciones y, por lo que sea, no puedas hacerte un café al uso. Pues aquí tienes una gran idea. Ya sabes, ve sacándote el calcetín… y aprovecha!